
La doctrina de seguridad nacional en América y el nacionalismo mexicano
La Doctrina de Seguridad Nacional (DSN) surge con la Guerra Fría, como la ideología estratégica más influyente y controvertida en la historia político-militar del hemisferio, promovida por EUA tras la Segunda Guerra Mundial. Inició financiando una Escuela Militar en Panamá para capacitar oficiales contra el comunismo en 1946, establecer Sistema Colectivo de Defensa Hemisférica en 1947 y declarar amenaza para la paz del continente al comunismo internacional en Caracas en 1956. La Revolución Cubana 1959 aceleró su aplicación, al propiciar movimientos armados en países americanos. "México evitó integrarse por nuestro nacionalismo-revolucionario, pluralismo-ideológico soberano y no intervención".
Aquella DSN afirmó que la ideología del comunismo-subversivo era propiciada por estudiantes, sindicatos, campesinos, intelectuales y partidos de izquierda. "Definiendo un enemigo-interno de la guerra que México siempre ha rechazado".
Sus fines fueron impedir avance de la influencia soviético-cubana en el hemisferio; preservar el orden socioeconómico; defender intereses nacionales alineados con EUA; proteger modelo capitalista y agroexportador frente a reformas estructurales-opositoras.
Usó Fuerzas Armadas latinoamericanas sustentando gobiernos absolutos para proteger soberanía, seguridad y orden político; manipuló contrainsurgencia con operaciones psicológicas, represión política, tortura, desapariciones y espionaje interno, limitando y suspendiendo la democracia si esta permitía infiltración comunista, privilegiando la seguridad nacional sobre los derechos civiles y participación política".
"Es esencial comprender sus raíces históricas y mutaciones para evitar una regresión autoritaria que use la seguridad con falsos pretextos democráticos y humanitarios".
Siendo inevitable mencionar que aquella doctrina de las dictaduras militares-golpes de Estado, gobiernos de facto, reorganización de instituciones, control-social y disciplina ideológica, 'a pesar de estar debilitada por las transiciones democráticas subsecuentes, reaparece actualmente en discursos y acciones adaptados a criterios ideológicos en nuestro país 'con gran semejanza a las formas y modos de esas imposiciones".
Avanzamos históricamente en la construcción de nuestra seguridad basados en la soberanía-popular, justicia-social y defensa del orden-constitucional. No tenemos enemigos-ideológicos porque somos plurales, 'mejoramos paulatinamente en estabilidad-legal y desarrollo, apoyados con ejemplar-diplomacia de no intervención y responsabilidad-social de nuestras Fuerzas Armadas.
Iniciamos a finales de los años 70 un debate público sobre nuestra seguridad nacional como disciplina, en un contexto de tensiones-geopolíticas, auge del terrorismo-internacional y consolidación del Estado burocrático mexicano. "En este marco y a propuesta-militar, el presidente José López Portillo inauguró en 1980 el Colegio de Defensa Nacional dependiente de la Sedena, como el primer centro de altos estudios e investigación estratégica de los mexicanos.
"Con el fin de mantener-actualizado el concepto de una doctrina mexicana de Seguridad-Nacional que proteja la búsqueda-perfeccionista de nuestros objetivos-permanentes establecidos por el Constituyente en 1917".
Establecimos una colaboración-constructiva entre instituciones, académicos, investigadores militares y nacionales, promocionando una visión-nacionalista centrada en la protección del interés-gubernamental y aspiraciones históricas de superación-ciudadana; defensa de la soberanía, independencia, integridad territorial, subordinación constitucional de la fuerza armada al poder civil y el respeto al marco jurídico nacional e internacional.
"Adoptamos en 2003 el criterio de Seguridad multidimensional que va más allá de lo militar-policial al atender nuevas amenazas como el terrorista crimen organizado, debilidad-extravíos de gobierno y corrupción, para mantener nuestro desarrollo sustentado y sostenible".
Nuestra seguridad tiene raíces propias. El nacionalismo de la revolución, respetar Estado de derecho y la no intervención. México 'no acepta el criterio del enemigo-interno ni subordina instituciones a visiones dictadas desde el extranjero. De ahí el estudio analítico y plural en nuestras instituciones militares proyectado a gobernantes y gobernados, desarrollando, reflexionando, difundiendo su vigencia y protegiendo del impacto de amenazas nuevas y persistentes".
La consentida expansión del poder criminal erosiona principios fundamentales del Estado forzando la participación continua de Fuerzas Armadas en seguridad pública; su implícita aceptación en la vida ideológica, electoral, política, económica y social nacional exige la aplicación jurídica, formal y contundente de acciones de defensa nacional, seguridad interior y pública.
Conscientes que nuestro marco jurídico tipifica los grupos criminales como transgresores de la ley, no como enemigo bélico, que la práctica actual enmaraña funciones militares-policiales, separa doctrina institucional de la realidad operativa y deteriora la percepción-pública sobre las Fuerzas Armadas.
Los tolerados cárteles son una amenaza-multifacética por su violenta cooptación de territorios, instituciones y economías; trastornan convivencia, minan soberanía y orden constitucional; dañan imagen internacional que nos señala como exportador de esta amenaza transnacional. Los cambios gubernamentales que se realizan en seguridad y justicia son parciales y desequilibrados sin articular inteligencia, justicia, prevención y una respetuosa cooperación-colaboradora internacional.
"La persistente y pregonada simbiosis gobierno-crimen se convierte en la principal amenaza para nuestra seguridad nacional y regional".
* El autor de esta colaboración es General de División de Estado Mayor, Maestro en Seguridad y Defensa Nacionales y miembro de la Academia Nacional de Historia y Geografía de la UNAM.